Mi tecnoautobiografía (ver video) comienza con una muestra del “reemplazo de actividades
manuales del hombre”, como sostiene Gay (2008, p.49). Si bien este autor
utiliza esas palabras para contextualizar el surgimiento de la Revolución
Industrial en Gran Bretaña, no deja de ser aplicable al hecho de que desde
nuestros primeros días de vida entramos en contacto con objetos tecnológicos,
artefactos y herramientas que liberan a nuestros padres de algunas tareas
cotidianas.
Gay menciona la máquina de coser como ejemplo de reemplazo de actividades manuales en la vida hogareña. Lamento que
en mi infancia las fotos no fueran tan comunes ni tan accesibles como ahora y
por lo tanto no tengo registros de las horas que pasaba al lado de mi madre
mientras ella nos cosía ropa. En este caso particular, era una necesidad ya que
tampoco había la cantidad y variedad de tiendas de ropa que hay ahora. Yo no
desarrollé esa habilidad, pero aprendí a tejer. Hoy lo hago como pasatiempo ya
que es más accesible -en todos los sentidos- comprar un pulóver industrial.
Pero el interés no es el producto en sí, sino su elaboración, más específicamente
el tiempo que se emplea para elaborarlo.
El contexto social debe ser tenido en
cuenta siempre que se quiera explicar el surgimiento y uso de cualquier
herramienta y tecnología (Forestello, 2013). En la primera imagen, en la que
aparezco con un biberón, entiendo el estrecho vínculo que tiene este objeto con
el hecho de que la mujer haya precisado reemplazar algunas tareas al salir a
trabajar. Solo en ese contexto podemos explicar la necesidad de crear una
herramienta para alimentar a los bebés en forma “artificial”. Del mismo modo,
en la segunda imagen, en la que estoy sola con el biberón apoyado de modo tal
que se pueda realizar alguna otra tarea, se observa el uso de tecnología para
suplir lo que hasta ese momento hacía el hombre o la mujer, y de ser un
artefacto que ayuda, pasa a ser uno que reemplaza. Resulta pertinente retomar
el planteo de Forestello (2013, p.5) de la necesidad de “mantener una
actitud reflexiva ante lo que hará cada nueva tecnología y también hacia lo que
deshará.”
En la imagen en la
que estoy en el mar con flotadores también veo esta relación. Más allá de la
seguridad que significa para la vida, también permite al resto de la familia
desligarse de la tarea de vigilar a sus niños y poder hacer otras cosas como
tomar sol, conversar y disfrutar de la playa. En estos casos veo, como Platón y
Aristóteles “el uso sistemático del conocimiento para la acción humana
inteligente” (citado en
Forestello, 2013, p3). Adicionalmente, como expresé en el video, permite
también que los niños realicen tareas en forma independiente, que se animen
solos, que comiencen a actuar con autonomía.
La mayor parte de las tecnologías que he incluido en mi
tecnoautobiografía implicaron un aprendizaje,
y en la mayoría de los casos aprendí haciendo e imitando. Como leemos en la
frase de Aristóteles con que Forestello (2013) comienza el documento de la
primera clase “Lo que tenemos que aprender, lo aprendemos haciendo”. He
incluido imágenes en las que la tecnología ha estado involucrada en mi
aprendizaje de algunos roles que la sociedad tenía para mí: jugar a la mamá, a
la casita, y también ocupar el rol de niña mientras los adultos hacen otra
cosa, como se ve en la foto en que estoy jugando en la playa mientras mi madre
y mi tía conversan cosas de adultas.
Estas primeras imágenes de mi tecnoautobiografía son ejemplos
de entornos materiales, según Medina
(2007, p.X) o tecnologías artefactuales siguiendo la clasificación propuesta
por Sancho (citada en Forestello, 2013).
Tanto Medina como Sancho
mencionan también entornos y tecnologías simbólicas,
entre las que destacan el
lenguaje: en libros y diarios, por ejemplo. La imagen del GPS es otro ejemplo,
ya que resulta comprensible para nosotros porque tenemos la capacidad de
representar una ruta con el color magenta y el lugar en el que nos encontramos
en ese camino. También sabemos que la información se transmite vía satélite y
se actualiza a cada segundo para indicar con precisión dónde nos encontramos.
Si mi abuelo reviviera y viera esta imagen tal vez pensaría que es un video
juego, o simplemente un dibujo…
En la imagen del túnel
quise mostrar esta sensación de ¿hacia dónde vamos ahora? De hecho, era lo
realmente pensaba cuando tomé esa foto en la desorientadora ruta Mendoza-Chile
llena de túneles y curvas. Para responder, podría utilizar la siguiente frase en
la que Gay ezpresa cuál es la solución, desde su punto de vista: “pasar de una tecnología cerrada
al servicio de los intereses del capital, a una tecnología abierta a la
sociedad, y para tratar de lograrlo, un papel clave lo cumple la educación”
(Gay, 2008, p.50).
La imagen que elegí como la luz al final de túnel de algún
se me vino a la mente al leer lo siguiente en el texto de Medina (2007, p.XX) “Lo
que para algunos representa la oportunidad de implementar una transformación
positiva, para otros puede corresponder a una desestabilización critica que hay
que evitar.” Creo que sinceramente que nuestro rol como docentes cobra un nuevo sentido. Y también fue el mensaje que quise
transmitir con las fotos que incluí luego del túnel.
En el texto de la primera clase Forestello (2013, p.2) hace
referencia a las TIC como parte de un “nuevo paradigma tecnológico que
cambia las prácticas sociales y, de forma especial, las prácticas educativas.” Lo asocio con las tres
imágenes que vienen luego del túnel: el trabajo en torno a un curso virtual,
una ponencia sobre TIC en educación y una clase en la que como docente
participo como uno más en el aula. “La implantación
y estabilización de nuevos sistemas científicos y tecnológicos como SSTC [sistemas
socio-técnico-culturales] pueden realmente reconfigurar y transformar sistemas
sociales y culturales tradicionales al habilitar formas nuevas de acción e
interacción y/o al constreñir determinadas prácticas establecidas.” (Medina,
2007, pp. XVI-XVII)
Estos cambios se vinculan con lo organizativo, siguiendo las clasificaciones de Medina y Sancho. Un
ejemplo en mi tecnoautobiografía se infiere de la imagen en la que aparezco con
un grupo de estudiantes trabajando uno al lado del otro en la escritura
colaborativa de un documento. En este caso podemos ver formas de organización
que se proponen en la actualidad y que hace un tiempo hubiesen sido
consideradas como un desorden y caos, tal vez ni siquiera hubiese sido vista
como una clase. Siguiendo a Medina me pregunto cuánto de todo esto representa
un sistema legítimamente establecido.
Sancho incluye una clasificación, lo biotecnología. Si bien no he incluido imágenes en mi trabajo que
las muestren en forma explícita, están ahí: en los fórceps que me permitieron
nacer, las vacunas que me han mantenido sana y los remedios que me han curado,
por mencionar sólo algunos ejemplos.
En realidad, estas diferenciaciones sólo cobran sentido con
fines didácticos ya que forman un sistema integrado, un complejo
socio-técnico-cultural, como lo define Medina.
En relación con la sensación de desestabilización que los
cambios tecnológicos generan en algunas personas, Medina (2007, p.XX) sostiene
que se trata de evitar la desestabilización crítica “En situaciones de este tipo en las que se confrontan
colectivos con sistemas de valoraciones incompatibles surgen los conflictos relacionados
con los impactos de las innovaciones científicas y tecnológicas” y no puedo
evitar pensar todo lo que hay detrás de estas imágenes: en una de ellas estoy
trabajando en un curso en línea, en otra estoy exponiendo sobre la repercusión
que tiene la participación en cursos virtuales en el diseño de propuestas
b/e-learning y en la otra estoy rodeada de estudiantes escribiendo una ponencia
colaborativamente en un documento compartido en la web. En este punto vuelvo al
concepto de Medina: lo legítimamente establecido.
Hacia el final de mi
tecnoautobiografía quise mostrar que más recientemente la relación ha sido la
de participar en las redes sociales y aprender de otros y con otros.
Principalmente aprender y explorar las miles de opciones que ofrece internet y
las TIC no sólo para lo personal sino para la educación.
Una segunda lectura
de Medina me ha hecho pensar que tal vez mi tecnoautobiografía muestra una
visión un tanto ingenua de la tecnología, y también superficial. Podría
relacionarla con la visión prometeica de la que habla Gay: como si los
artefactos y técnicas hubieran venido a cubrir necesidades del hombre. Una vez
más como educadores, tenemos la responsabilidad de evitar caer en una visión
fáustica, aprovechando la metáfora de Gay. No permitir que el hombre pierda el
rumbo.
Para finalizar, y sólo a modo de reflexión, pienso que fue muy fácil
buscar imágenes que muestren mi tecnoautobiografía, de hecho todas mis fotos
muestran la tecnología; no encontré ni una foto que no mostrara la tecnología
de algún modo. Muchos autores hacen referencia a la preponderancia de la
tecnología…
Y me pregunto…
¿podemos hablar de “autobiografía” a secas, sin el prefijo “tecno”?
Referencias
- Forestello, R. (2013) Tecnología, sociedad y cultura. Manuscrito no publicado. Clase 1 del Módulo Los procesos tecnológicos y el proceso educativo. Maestría en procesos educativos mediados por tecnología. Universidad Nacional de Córdoba. Argentina.
- Gay, A. (2008). Tecnología y Sociedad. Revista Latin American and Caribbean Journal of Engineering Education, 2 (2) 47-50.
- Medina, M. (2007). Prólogo. En P. Levy. La Cibercultura: Informe al Consejo de Europa (pp VII-XXIV). México: Editorial Anthropos.
Trabajo práctico correspondiente al Módulo "Los procesos tecnológicos y el proceso educativo" de la Maestría en Procesos Educativos Mediados por Tecnología, Centro de Estudios Avanzados, Universidad Nacional de Córdoba.
@CarolaClerici